escultor - JOAQUÍN ZUBIETA - sculptor


el autor

LA PIEDRA, LA MADERA Y EL HIERRO DESPLIEGAN TODAS SUS POSIBILIDADES BAJO LAS MANOS DE ESTE ATÍPICO ESCULTOR

Joaquín Zubieta vive en Lavapiés, el barrio madrileño más multicultural. La terraza de su ático es el lugar donde se dedica a su pasión: la escultura.

Joaquín Zubieta tallando

Con materiales dignos de los clásicos como la madera, el mármol o el hierro, Joaquín realiza magníficas obras de inspiración clásica y técnica depurada, pero siempre bajo un prisma personal que les otorga una inconfundible personalidad. Especialmente interesado por descubrir lo que se esconde en el alma de cada pieza en bruto, este escultor dedica largas horas (que se convierten en semanas y meses...) a la creación de mascarones de proa, tótems e inquietantes figuras femeninas.

Una piedra de mármol se convierte en un cangrejo expectante, simplemente depurando unas formas y acentuando las grietas del material. Un tronco desgastado por el tiempo revela que en su interior existe una bella mujer, destinada a formar parte de algún barco perdido en los siglos... El hierro oxidado intercala sus caras para formar figuras tridimensionales, y la madera ofrece sus vetas a los pliegues de ropas, rasgos faciales o movimientos de brazos y piernas. Es lo que pretende Joaquín Zubieta con su arte: extraer lo que los materiales guardan en su interior, al igual que Miguel Ángel tardó semanas en encontrar la pieza dentro de la cual descubrió que se escondía su Moisés.

EN LA TABERNA MELIBEA DE MADRID EXPONE UNO DE SUS MASCARONES DE PROA MÁS ESPECTACULARES

Su casa madrileña es un compendio de esculturas de todos los tamaños que conviven con colecciones de piedras, huesos y objetos recopilados en sus viajes en moto por el mundo, otra de sus pasiones. Lo mismo se puede encontrar una figura en plastilina a medio hacer (el germen de una nueva obra), que las gubias de talla sobre la mesa o un relieve en arcilla extraído de alguna fotografía. El arte y la técnica rodean a este creador, que compagina su pasión por la escultura con su trabajo en uno de los locales más emblemáticos de la capital: la Taberna Melibea, donde tiene expuesto uno de sus mascarones de proa más espectaculares.

De hecho, la trayectoria laboral y vital de este artista es de lo más peculiar. Nacido en Torrelavega, se fue a vivir a Madrid para trabajar durante años en el Banco de Santander. También atesoró una sólida formación en la Escuela de Artes y Oficios, y además ha investigado en campos como la orfebrería. Su pasión por la construcción y las instalaciones hizo que se formara también como fontanero, a partir de lo cual dio un giro radical a su vida dedicándose a trabajar en el gremio, tras dejar el Banco. Joaquín posee asimismo una casa en Cantabria, en un espectacular enclave al borde de un acantilado donde rompe furioso el Cantábrico; una casa que prácticamente ha rehabilitado él mismo y en la que puede dar rienda suelta a otra de sus aficiones: la jardinería.

LAS OBRAS DE JOAQUÍN SON PARA VER DESDE TODOS LOS ÁNGULOS, PERO TAMBIÉN PARA TOCAR

El arte de Joaquín no tiene nada que ver con las efímeras modas y tendencias actuales, cuyas obras están destinadas al consumo inmediato y a obtener controvertidos galardones, que más parecen premiar la desfachatez que la creatividad. Precisamente el mundo de los concursos es algo que Joaquín conoce de cerca, al haber participado en algunos para comprobar cómo su trabajo quedaba por detrás de obras tan banales como simples. Sin embargo, conocedor de la calidad de su producción, el escultor continúa investigando sobre los materiales y las técnicas, independiente de los circuitos artísticos de la modernidad actual. Las obras de Joaquín son para ver desde todos los ángulos, pero también para tocar. Su acabado pulido motiva la necesidad de pasar la mano por los pliegues de la madera o la piedra, que recrean telas y cuerpos. Se trata de un arte que constituye un placer para los sentidos.

Para Joaquín, el futuro pasa por continuar investigando y creando a partir de los materiales y de su propia inspiración. Su aspiración sería vivir de su arte aunque reconoce que hoy día es algo muy complicado, sobre todo dentro de un mercado que parece valorar más los contactos y la promoción dentro de las modas, que la creatividad y la técnica. En su terraza de Lavapiés, los proyectos se van acumulando esperando los días de primavera en los que nuevas formas surgirán de bloques de mármol, o de troncos caídos en los bosques o abandonados en la mar. La mente del escultor dedicará los días de invierno a pensar; algo que, como él mismo dice, es una parte fundamental en la creación de su obra.

por Marta Sánchez Galindez para Talentyart
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the author

STONE, WOOD AND METAL SHOW ALL THEIR POSSIBILITIES BY THIS ATYPICAL SCULPTOR'S HANDS

Joaquín Zubieta lives in Lavapiés, the most multicultural neighbourhood in Madrid. He develops his passion for sculpture at his penthouse's terrace.

Joaquín makes wonderful works of classical inspiration and refined technique using materials already used by classical artists: wood, marble or iron. His own view gives them an unmistakable personality. He is particularly interested to find what each crude piece's soul hides. This sculptor spends a lot of time creating figureheads, totems and worrying women's forms.

A marble pebble becomes in a expectant crab simply by refining forms and accentuating cracks over the material. A eroded log reveals that there is a beauty woman in it ready to be part of a boat lost for centuries... Rusty iron places its faces to create three-dimensional forms and wood offers its streaks to clothes's peats, facial features or arms and legs movements. Joaquín Zubieta tries this with his art: to pull out what each material contains, just like Michelangelo spent several weeks to find the stone that hid Moses inside.

AT TABERNA MELIBEA, IN MADRID, HE SHOWS ONE OF HIS MOST SPECTACULAR FIGUREHEADS

His penthouse in Madrid is an abridgment of all dimensions sculptures coexisting with pebbles collections, bones and other items compilled by his motorbike travels here, there and everywhere; other of his passions. On the table you can find either a half-finished play-doh figure (a new work embryo) or some gouges to carve or a clay relief inspired on some photograph.

Joaquín con su mascarón

Art and technique enclose this originator who combines his passion for sculpture with his work at a emblematic pub in Madrid: Taberna Melibea, where he shows one of his most spectacular figureheads.

In fact, his background is quite funny. He was born in Torrelavega and he moved to Madrid to work for Banco de Santander for years. He had a solid training at the School of Arts and Crafts, and he has researched on smithing as well. As he was interested in construction and its fittings, he took plumbing lessons and then he changed his life: he left his job at the Bank and he found another one as plumber. Joaquín also has got a house over a cliff where the waves from Bay of Biscay breaks furiously. This house in Cantabria has been restored practically by himself and is the place where he can play another of his hobbies: gardening.

JOAQUÍN'S WORKS ARE MADE TO BE SEEN FROM ANY ANGLE AND ALSO TO BE TOUCHED

Joaquín's art has nothing to do with ephemeral fashions and present trends which works are made for immediate consumption and to win controversial prizes at contests that seem to award shamelessness instead of creativity. Contests are well-known to Joaquín who had participated in some of them just to check how his work finished behind banal and simple others. Nevertheless, he knows his production quality and he keeps researching into materials and techniques, far away for nowadays modern artistic tracks. Joaquin's works are made to be seen from any angle and also to be touched. Their finished are so polished that you need to stroke all the stone or wood folds that reenact clothes and bodies. His art is pleasure to senses.

He sees his future keeping his reasearchs and creating from materials and his own inspiration. He would like to live by his art but he admites that these days is very complicated in a market that seems to value more contacts and promotion in fashions than creativity and technique.

Joaquín tallando

At his Lavapiés penthouse's terrace his projects accumulate waiting for spring days when new forms will rise from marble blocks and logs from fallen trees in wood or brought by tides to the seaside. Sculptor's mind will spend winter days just thinking, as he says, a fundamental part of his work's creation.

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